jueves, 30 de octubre de 2025
Un ano da Dana de Valencia
CATEQUIZIS 4 | LAS 10 LETRAS DEL PADRE NUESTRO | Juan Manuel Cotelo
CATEQUIZIS Cap. 1 | ¿Qué significa COMUNIÓN? | Juan Manuel Cotelo
martes, 29 de abril de 2025
¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA? (Parte II)
Inspirada por Dios
“Toda Escritura es inspirada por Dios y, además, útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia” (2 Tim 3,16). Pero ¿qué queremos decir cuando decimos que estos escritos fueron “inspirados por Dios”?
El
texto griego de 2 Timoteo dice que toda la Escritura es soplada
por Dios. Así que la inspiración significa más que simplemente la ayuda,
aprobación o acuerdo de Dios. Significa la autoridad de Dios, su autoría.
La
tradición católica habla de la doble autoría de la Biblia. Dios es el
autor principal y los escritores humanos son autores instrumentales. La
autoridad de Dios se extiende incluso a las palabras elegidas por los autores
humanos. Esos autores escribieron solo lo que Dios quería que escribieran, y todo
lo que Él quería. Pusieron por escrito la Palabra de Dios, con las palabras de
Dios y usando su propia libertad.
Este
es un gran misterio. Tan grande, de hecho, que la Iglesia compara la
inspiración de la Escritura con la Encarnación del Hijo de Dios. En ambos
casos, Dios actúa como un verdadero Padre que se inclina para encontrarse con
sus hijos.
A
través de la Encarnación, la Palabra eterna se hizo carne para compartir
nuestra vida. A través de la Inspiración, Dios adaptó su palabra eterna al
lenguaje humano.
Tanto
la Palabra encarnada como la Palabra inspirada son completamente divinas y
completamente humanas. En ambas, lo humano y lo divino son inseparables. En
ambas, lo humano es el instrumento para comunicar lo divino.
Tanto
la Inspiración como la Encarnación son misterios divinamente revelados,
conocidos solo por la fe, e incognoscibles por medios humanos. El papa Pío XII
dijo: “Así como la Palabra sustancial de Dios se hizo como los hombres en
todas las cosas, excepto en el pecado, así las palabras de Dios, expresadas en
lenguaje humano, se hacen como el discurso humano en todos los aspectos,
excepto en el error”.
La
Escritura es, de hecho, infalible. Un papa anterior, León XIII, explicó que la
infalibilidad es una consecuencia lógica de la autoría de Dios. La inspiración,
dijo, “es esencialmente incompatible con el error”.
Aun
así, “sin error” no describe adecuadamente la autoridad de la Biblia. Otros
libros pueden estar libres de errores (por ejemplo, un libro de matemáticas
bien editado), pero ningún otro libro tiene a Dios como su autor y, por lo
tanto, ningún otro texto transmite el poder salvador de Dios tan puramente.
Jesús mismo nos dice: “Las palabras que os he dicho son espíritu y vida”
(Jn 6,63). La Escritura es como un sacramento en la forma en que
transmite perfectamente la Palabra de Dios para nuestra salvación.
Fuente: (cfr. Breve guía para leer la Biblia, de Scott Hahn. Madrid, 2024)
martes, 22 de abril de 2025
¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA? (Parte I)
El
autor principal de la Biblia es, por supuesto, Dios. No sólo creó el mundo y
guió sus eventos, sino que también inspiró el relato bíblico de esa creación y
esa historia. Eligió a autores humanos para poner lo divino en palabras humanas,
y utilizó las habilidades de cada uno, sus distintos estilos y técnicas
literarias. Los autores humanos fueron los verdaderos autores, pero Dios actuó
en ellos y a través de ellos para revelar todo lo que quería.
Nadie
sabe cuántas personas escribieron la Biblia. Algunos libros son obra de un solo
autor, como las Cartas de Pablo. Otros, como los Salmos o los Proverbios,
son compilaciones de obras de muchos autores diferentes, algunos de ellos
nombrados en el texto. Algunos otros, como varios de los libros históricos,
fueron compilados por un editor (o editores) que utilizaron distintas fuentes
antiguas; por ejemplo, el autor de Reyes cita a menudo “el libro de las
crónicas de los reyes de Israel”.
Hay
cartas del Nuevo Testamento que nos dicen en los primeros párrafos quién las
escribió y algunos de los profetas se identifican a sí mismos como autores de
sus obras. Sin embargo, muchos de los libros de la Biblia son anónimos: no
identifican a los autores inspirados, por lo que debemos confiar en la
tradición y en quienes los han estudiado. La tradición, por ejemplo, nos dice
que Moisés escribió los cinco libros de la Ley y que el apóstol Juan escribió
el Apocalipsis.
Moisés y las Tablas de la Ley. Fuente: Pinterest
Los
expertos modernos a menudo pasan décadas tratando de averiguar quién escribió
algún libro concreto. ¿Realmente escribió Moisés los cinco libros de la Ley, o
fueron compilados a partir de cuatro documentos diferentes? ¿Fueron, por el
contrario, compuestos a partir de tradiciones orales? ¿Es el “Juan” que
escribió el Apocalipsis realmente el apóstol Juan o es algún otro cristiano del
mismo nombre? Son preguntas fascinantes, pero son más importantes para los
estudiosos que para el lector común.
Lo
que debemos recordar es que los libros de la Biblia tal como los tenemos
son Sagrada Escritura, inspirados por Dios. Las fuentes hipotéticas de
esos libros no son la Escritura. Es bueno y útil descubrir más sobre cómo se
escribió un libro: cuanto más descubramos, mejor podremos entender lo que está
diciendo. Pero no debemos olvidar que nuestra Escritura inspirada es la Biblia tal
como la tenemos ahora, no lo que podríamos llegar a reconstruir mediante la
investigación y teorías.
Fuente: (cfr. Breve guía para leer la Biblia, de
Scott Hahn. Madrid, 2024)
martes, 8 de abril de 2025
LA ESTRUCTURA DE LA BIBLIA (Parte II)
¿Por qué dos Testamentos?
La
respuesta es que cada Testamento está incompleto sin el otro. Son dos elementos
de un solo plan. San Agustín dijo que el Nuevo Testamento se oculta en el
Antiguo, y el Antiguo se revela en el Nuevo. El día de su Resurrección, Jesús
proclamó que todas las promesas del Antiguo Testamento se habían cumplido (Lc
24, 25-27). El sermón de Pedro en Hechos 2, 14-36 es un buen ejemplo de
cómo los primeros cristianos predicaron eses mensaje.
Eso
significa que no podemos entender del todo el mensaje cristiano sin el Antiguo
Testamento. El Nuevo Testamento no suprime ni revoca el Antiguo: por el
contrario, lo cumple y renueva.
Al
leerlo, notarás una conexión aún más estrecha. Una y otra vez, los eventos en
un testamento te recordarán cosas que ocurrieron en el otro. Los teólogos
cristianos llaman a esto tipología: la forma en que esos sucesos y
elementos anteriores prefiguran momentos y objetos posteriores. Por ejemplo,
los cristianos ven en el sacrificio de Isaac (Gn 22, 1-19) como una
prefiguración o tipo, del sacrificio de Jesús en la cruz. Eso no
significa que fuera solo un tipo: también fue un evento real que sucedió
a Abraham e Isaac. Pero Dios usa la historia como un novelista usaría su trama,
para llevarnos a una mejor comprensión de su plan.
El
Catecismo dice que la tipología “significa un dinamismo que se orienta al
cumplimiento del plan divino” (nr. 130). La tipología nos muestra cuál es el
patrón en el plan de Dios. La ofrenda de Abraham prefigura el sacrificio del
cordero pascual durante la huida de Israel de Egipto (Ex 12), así como
los sacrificios de animales del Templo de Jerusalén (que se construyó en el
mismo lugar donde Abraham ofreció a Isaac). Su cumplimiento final fue en la
ofrenda de Cristo y la Iglesia continúa participando en esa ofrenda hoy, cuando
celebramos la Misa, la Eucaristía del Cordero de Dios.
Fuente: (cfr. Breve guía para leer la Biblia, de Scott Hahn. Madrid, 2024)
sábado, 5 de abril de 2025
LA PEQUEÑA DEVOCIÓN: LA MAGNÍFICA PROMESA DE NUESTRA SEÑORA
Hoy, 5 de abril de 2025, es PRIMER SÁBADO de mes
Hemos visto que el primer fruto de la devoción del primer sábado es la salvación de quien la practica, pero hay mucho más. Salvar a todas las almas, “especialmente a las más necesitadas”, es la intención principal de la práctica de los Primeros Sábados. Es decir, esta devoción puede convertir a los pecadores en peligro de perderse.
Además
de nuestra propia salvación y la de los demás pecadores, Nuestra Señora ha
querido que la Comunión de Reparación esté ligada al don de la paz de tal
forma que esta devoción es un medio intercesor muy eficaz para obtener la
paz para el mundo.
Los
fieles católicos podemos atender la petición de la Virgen en Fátima practicando
el “pequeño acto de reparación” que Ella pidió: la devoción del Primer Sábado con espíritu de reparación y con gran fervor todos los meses.
Por eso, no dejemos de recordar que cada uno de nosotros tiene un
papel en el cumplimiento del Mensaje de Fátima.
QUÉ HACER Y CÓMO PRACTICAR
ADECUADAMENTE ESTA DEVOCIÓN A LA VIRGEN
Para
practicar esta devoción adecuadamente y promoverla entre otros católicos
debemos comprender las condiciones que deben cumplirse según la petición de la
Virgen. Lo que hay que hacer durante cinco primeros sábados consecutivos, es lo
siguiente:
- 1. Rezar
cinco misterios del Santo Rosario (ya sean los Misterios
Gozosos, Dolorosos o Gloriosos).
- 2. Acompañar a Nuestra Señora durante quince minutos mientras se meditan los misterios del Santo Rosario. Para esta meditación se pueden elegir uno o más Misterios. Nuestra Señora nos enseña que la oración meditativa es una parte necesaria de la vida católica. San Alfonso María de Ligorio afirma que la oración mental es moralmente necesaria para la salvación (en su obra “El gran medio de Salvación y Perfección” explica que es imposible que quien persevera en la oración mental continúe en el pecado: o abandonará la meditación o renunciará al pecado).
- 3. Confesarse
los ocho días anteriores o posteriores al primer sábado.
- 4. Recibir
la Santa Comunión. La Comunión de Reparación es el acto más
importante de esta devoción; la Sagrada Eucaristía es fuente y cumbre de la
vida cristiana. En la Sagrada Comunión, Cristo se nos da a sí mismo y no hay
nada más grande.
- 5. En su esencia, la devoción reparadora que pide Nuestra Señora en Pontevedra consiste en consolar Su Inmaculado Corazón por las ofensas recibidas de los hombres. Es decir, hay que ofrecer cada uno de estos actos en reparación de las ofensas y blasfemias cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.
De ahí que la práctica de esta devoción deba ser atenta
y ferviente: el amor y la compasión (es decir, “sufrir con”) son
el fundamento de esta devoción. Sin embargo, la Virgen nos pide tan poco porque
es consciente de que no siempre lo haremos con mucho fervor. Pero, a menudo, cuando
elegimos orar o hacer penitencia en un momento de sequía espiritual y falta de
consuelo, manifestamos mayor amor a Dios. Recordemos la gran máxima de
la espiritualidad: “Querer amar es amar”.
Sólo el Cielo podría haber diseñado una devoción tan perfecta en su
sencillez.
Estas
cinco condiciones abarcan toda la vida cristiana. La vida de la gracia
santificante ocupa un lugar destacado, pues Nuestra Señora se une a nosotros
para recibir regularmente la confesión y la comunión. Por estos sacramentos, el
alma obtiene la gracia de Dios para combatir el pecado, crecer en la virtud y
ganar méritos para la eternidad.
Fuente: (cfr) Centro de Fátima (www.fatima.org)
martes, 1 de abril de 2025
LA ESTRUCTURA DE LA BIBLIA (Parte I)
La
Biblia es una biblioteca de docenas de libros. Como cualquier buena biblioteca,
tiene que estar organizada de alguna manera para poder encontrar los libros que
contiene.
Dado
que la Biblia comienza con el principio de los tiempos y termina con el fin de
los tiempos, podrías esperar que los libros estén ordenados cronológicamente.
En realidad, la disposición es más complicada de eso, pero también más lógica.
Por
supuesto, las dos grandes divisiones son el Antiguo y el Nuevo Testamento. El
Antiguo contine todos los libros de las Escrituras escritos antes de la venida
de Jesucristo; el Nuevo Testamento contiene todos los libros escritos después
de Su venida.
La
primera pregunta que habría que hacerse es ¿qué es un testamento?
“Testamento” es una traducción de la
palabra griega diatheke, que puede traducirse como “pacto”.
En el mundo antiguo, un pacto era un
acuerdo solemne que creaba un vínculo familiar entre dos partes; por ejemplo, el
matrimonio, la adopción; incluso, las alianzas entre pueblos. La Antigua y la
Nueva Alianza representan etapas en la relación de Dios con su pueblo.
El
Antiguo Testamento contiene cuatro divisiones principales:
- 1. Ley.
Son
los cinco libros de Moisés, la base del resto del Antiguo Testamento. Cuentan
la historia de cómo comenzó Israel y establecen reglas para la vida y el culto.
- 2.
Historia. Estos
libros cuentan la historia de Israel en la Tierra Prometida, desde su conquista
hasta la exitosa rebelión de los Macabeos, pasando por el reino y el periodo de
exilio.
- 3.
Sabiduría. Estos
libros incluyen reflexiones sobre el orden de la creación, e instrucciones
morales sobre la virtud personal, la vida familiar, el gobierno y el temor del
Señor.
- 4. Profecía.
Nos
muestra la palabra de Dios: su juicio sobre los malvados y sus promesas de
consuelo para los afligidos.
En
el Nuevo Testamento se puede ver el mismo tipo de estructura, también con
cuatro partes:
- 1. Evangelios
(Ley). Son la base de todo lo que sigue en el Nuevo
Testamento; cuentan cómo Jesucristo trajo la Nueva Ley por la cual viven los
cristianos.
- 2.
Hechos de los apóstoles (historia). La
fundación y expansión del nuevo reino: la Iglesia.
- 3. Epístolas (sabiduría). Meditaciones
sobre la doctrina cristiana y consejo prácticos sobre cómo vivirla.
- 4. Apocalipsis
(profecía). Cómo el juicio final trae el castigo a los
malvados y consuelo a los afligidos.
Recordar estas cuatro grandes divisiones en los dos Testamentos será de gran ayuda para familiarizarse con lo que hay en la Biblia. Una vez que conocemos la organización general, es sorprendente lo rápido que se puede encontrar casi todo.
Fuente: (cfr. Breve guía para leer la Biblia, de Scott Hahn. Madrid, 2024)
sábado, 29 de marzo de 2025
LA PEQUEÑA DEVOCIÓN: LA MAGNÍFICA PROMESA DE NUESTRA SEÑORA
En
Fátima, la Virgen María se apareció seis veces a los niños, pero su aparición de
13 de julio de 1917 fue particularmente importante; además, también fue la
primera vez que la Virgen mencionó los Primeros Sábados.
Pero,
¿por qué hacer esta devoción al Corazón Inmaculado de María en particular?
Sabemos que honramos a María porque es la Madre de Dios y nuestra Madre. Dios
quiere que tengamos una devoción a Su Inmaculado Corazón poque ella es uno de
los tres preciados dones del Sagrado Corazón de Jesús para nosotros (Haurietis
aquas[1]). Es la devoción más
completa que nos lleva al Sagrado Corazón de Jesús, especialmente en la Santa Eucaristía.
Dios quiere ahora esta devoción al Corazón Inmaculado de María para
salvar a las almas de la perdición. Así se cumple el mandamiento de
amar al prójimo; la mejor manera de amar al prójimo necesitados es ayudar a
salvar sus almas.
¿POR QUÉ ESTA DEVOCIÓN?
En
síntesis, porque:
- Nuestra Señora dijo en Fátima, el 13 de julio de 1917: “Si hacéis lo que os digo, se salvarán muchas almas, habrá paz”. La Virgen hizo dos peticiones especiales:
- la Consagración de Rusia (san Juan Pablo
II dijo que se había cumplido en 1984) y
- la Devoción de los Primeros Sábados, pero esta petición aún no se ha cumplido. La Devoción de los Primeros Sábados requiere vasta reparación
- En Pontevedra, Nuestra Señora hizo una promesa asombrosa: “A todos los que el primer sábado de cinco meses consecutivos cumplan todas las condiciones solicitadas, «prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas”. Es decir; a quienes cumplan los cinco Primeros Sábados seguidos, la Virgen ha prometido su salvación.
Con una generosidad sin límites, la Santísima Virgen prometió la gracia de las gracias, la de la perseverancia final. Esta gracia no puede ser merecida ni siquiera por una vida entera de santidad gastada en oración y penitencia, pues es siempre un don puramente gratuito de la infinita Misericordia de Dios. Sin embargo, en Pontevedra, ¡Ella hizo una promesa celestial sin ninguna exclusión, limitación o restricción! Por su bondadosa magnanimidad, Ella pretende llamar nuestra atención y mover nuestros corazones para ofrecer reparación.
¿Cómo puede ser tan esencial la devoción al Inmaculado Corazón de Nuestra Señora? Porque el Corazón de María es como el Corazón de Jesús. En palabras de San Juan Eudes, los Corazones de Nuestro Señor y Nuestra Señora están tan íntimamente unidos que son místicamente Un solo Corazón.
Cada uno de nosotros tiene un papel en el cumplimiento del mensaje de Fátima.
Es importante recordar que una de las objeciones que le pusieron a Lucía para divulgar el mensaje que había recibido de Nuestra Señora es que esta devoción ya existía en el mundo, porque muchas almas ya la practicaban cada primer sábado de mes y rezaban los quince misterios del Rosario. Cuando Lucía se lo comentó a Nuestra Señora el 15 de febrero de 1926, en una segunda aparición, Ella le dijo:
«Es verdad, hija Mía, que
muchas almas comienzan, pero pocas perseveran hasta el final, y las que
perseveran, lo hacen para recibir las gracias prometidas. Las almas que hacen
los Cinco Primeros Sábados con fervor y para hacer Reparación al Corazón de tu
Madre Celestial, me complacen más que los que hacen quince, pero son tibios e
indiferentes».
Fuentes: Fátima Center & communalfirstsaturdays.org
[1] Haurietis
aquas (en latín, Beberéis aguas) es una encíclica de Pio XII, publicada el
15 de mayo de 1956 en la que trata sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús.
martes, 25 de marzo de 2025
¿QUÉ ES LA BIBLIA?
La
Biblia es la Palabra de Dios en palabras humanas. Como nos llega del Dios
Todopoderoso, tiene el poder de transformar la vida, pues Dios nos conoce y
sabe lo que necesitamos cada vez que abrimos el libro.
La
Biblia es una biblioteca entera de libros escritos a lo largo de más de mil
años, en muchos estilos diferentes y con muchos puntos de vista, pues son
docenas de escritores distintos. Pero también es un solo libro, con un solo
autor -Dios- contando una sola historia: la historia apasionante de
nuestra salvación.
Ningún
otro libro tiene este tipo de variedad y unidad o unidad en la variedad. Es lo
que hace que leer la Biblia pueda ser no sólo algo agradable, sino una de las
experiencias intelectuales más emocionantes de tu vida.
La
historia tarda mucho en desarrollarse y conocerás a muchos personajes
interesantes en el camino. Al final te darás cuenta de que, desde el principio,
Dios siempre tuvo un plan providencial: el plan de un Padre para salvar a sus
hijos. También verás cómo, al igual que un novelista experto, fue enviando
personas y acontecimientos que presagiaban, a su vez, personas y acontecimientos
posteriores, preparando a su pueblo para lo que habría de venir mediante
imágenes o representaciones que les ayudarían a entenderlo todo a su debido
tiempo.
Por
último, hay una cosa más que hace única a la Biblia. No tienes que conformarte
sólo con leerla: puedes entrar directamente en ella. Dondequiera que se
celebren los sacramentos, ahí la Biblia sucede. Leer la
Biblia te ayuda a prepararte para los sacramentos y, en los sacramentos, todo
lo que has leído cobra vida ante tus ojos.
¿No
te suena a aventura apasionante?
Fuente: (cfr.) "Breve guía para leer la Biblia", de Scott Hahn. Madrid, 2024.
sábado, 22 de marzo de 2025
LA DEVOCIÓN OLVIDADA DE FÁTIMA
Quedan 15 días para el próximo primer sábado de mes y es un buen momento para recordar la petición que hizo la Virgen María en 1925 a Lucía, la vidente de Fatima, en Pontevedra.
Cuando
Nuestra Señora se apareció el 13 de julio de 1917 a Lucía, Francisco y Jacinta,
les dio un mensaje crucial: que, para salvar las almas, Dios había querido
establecer la devoción a Su Inmaculado Corazón en todo el mundo. Dios ha provisto el Inmaculado Corazón de Su
Madre como medio seguro y fácil para arrancar las almas del peligro del infierno;
primero la de cada uno; luego, las de los seres queridos; incluso las almas de
los más grandes pecadores, porque la misericordia y el poder del Inmaculado
Corazón de María no tienen límite.
Nuestra
Señora les dijo entonces que vendría nuevamente para solicitar la Consagración
de Rusia por parte del Papa y los obispos, y la Comunión de Reparación de los Primeros
Sábados para que se hiciera por todos los católicos. Ella prometió que, “si se
hace lo que te digo, muchas almas se salvarán y habrá paz”.
Fiel
a Su palabra, Nuestra Señora regresó ocho años después, apareciéndose a Lucía donde
residía entonces, en el convento de las Doroteas, en Pontevedra, para pedir la
Comunión de Reparación cada Primer Sábado de mes.
Fue
la tarde del jueves 10 de diciembre de 1925, cuando el Niño Jesús y la
Santísima Virgen se aparecieron a Lucía, postulante en el convento, pidiéndole los
Primeros Sábados de Reparación, manifestándole Su deseo de que lo diera a
conocer.
Sucedió
después de la cena, cuando Lucía había regresado a su celda. El relato que contó
Lucía fue el siguiente:
“La Santísima Virgen se le apareció y,
a Su lado, elevado sobre una nube luminosa, estaba el Niño Jesús. La Santísima
Virgen posó Su mano sobre el hombro de Lucía y, al hacerlo, le mostró un
corazón rodeado de espinas que tenía en la otra mano, al mismo tiempo que el Niño
Jesús decía:
«Tened compasión del
Corazón de vuestra Madre Santísima, cubierto de espinas, con que los hombres
ingratos lo traspasan a cada momento, y no hay quien haga acto de Reparación
para quitárselas»”.
Entonces,
la Santísima Virgen, dijo:
«Mira, hija Mía, Mi
Corazón, rodeado de espinas con las que los hombres ingratos Me traspasan a
cada momento con sus blasfemias e ingratitudes. Procura, al menos consolarme, y
anuncia en Mi nombre que Yo prometo asistir en el momento de la muerte, con todas las
gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que, el Primer
Sábado de cinco meses consecutivos, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión,
recen cinco misterios del Rosario y Me acompañen durante quince minutos mientras
meditan los quince misterios del Rosario con la intención de repararme».
La desproporción entre “La pequeña devoción” solicitada y la inmensa gracia que se le atribuye, nos revela el inmenso poder de intercesión concedido a la Santísima Virgen María para la salvación de las almas. Esto es coherente con la teología católica, como enseñaba San Alfonso, obispo y doctor: “El Hijo: omnipotente por naturaleza; la Madre sólo lo es por gracia”.
El
padre Alonso explicó: “Esta gran promesa no es sino una nueva manifestación de
este amor de complacencia que la Santísima Trinidad tiene por la Santísima
Virgen. A tan humildes prácticas, tales almas aceptan la promesa con amor
filial y un corazón sencillo y lleno de confianza en la Santísima Virgen María”.
En
resumen; el primer fruto de la devoción del Primer Sábado es la salvación de
quien la practica. Pero hay mucho más en la promesa de nuestra Señora, pues un espíritu
apostólico y misionero impregna la espiritualidad de Fátima. Esta devoción
de Reparación puede convertir a los pecadores en peligro de perderse y es un
medio intercesor muy eficaz para obtener la paz para el mundo del Inmaculado
Corazón de María.
Fuente: (cfr) Centro de Fátima (www.fatima.org)
martes, 22 de octubre de 2024
lunes, 9 de septiembre de 2024
sábado, 27 de julio de 2024
domingo, 30 de junio de 2024
sábado, 8 de junio de 2024
lunes, 6 de mayo de 2024
CURSO DE LITURGIA
Cuarenta
días antes del Domingo de Ramos empieza el tiempo de Cuaresma que la Iglesia
instituye para prepararnos a celebrar los misterios de la Pasión. Desde fines
del siglo II ya existe en la Iglesia un periodo de preparación a la Pascua,
observado con días de ayuno y penitencia.
Este
ayuno de cuarenta días se observaba desde la sexta semana antes de Pascua, pero
habiendo por medio seis domingos (días siempre festivos y nunca penitenciales)
y para completar el número simbólico de cuarenta días de penitencia (cuarenta
años fue la peregrinación del pueblo de Israel en el desierto, cuarenta horas
permaneció Jesús muerto, cuarenta días duró el diluvio, cuarenta días estuvo
Moisés en el Sinaí), se amplió al miércoles anterior.
Más
tarde se añadieron otros domingos de preparación a la Cuaresma (Quincuagésima,
Sexagésima y Septuagésima, hoy suprimidos). Era en Cuaresma la época en que los
catecúmenos que se iban a bautizar en la Vigilia Pascual se preparaban
intensamente para recibir el Sacramento. También, el Miércoles de Ceniza, eran separados públicamente de la
Asamblea los pecadores, imponiéndoseles la ceniza y obligándoseles a la
penitencia pública, generalizando la costumbre de la imposición de la ceniza a
todos los fieles el papa Urbano II en el sínodo de Benevento del año 1.001. La
Constitución litúrgica (SC 109) recuerda el carácter bautismal y penitencial de
la Cuaresma. Es la época del “convertíos y creed
en el Evangelio” (Mc 1,15).
Abarca
pues, desde el Miércoles de Ceniza hasta el Triduo pascual. El cómputo
matemático total en la actualidad suma cuarenta y cuatro días, incluidos el
Miércoles de Ceniza y el Jueves Santo. Dentro de la Cuaresma entran las
siguientes fiestas:
Ø Solemnidad
de San José, el diecinueve de marzo,
Ø La
Anunciación del Señor, el veinticinco de marzo.
La
SC nos recuerda el doble carácter de la Cuaresma: penitencial y bautismal.
Insiste en la escucha asidua de la Palabra y en la dedicación a la oración.
Teológicamente, el protagonista de la Cuaresma es Cristo (se retira al desierto
a orar, se encuentra con la samaritana y la salva, cura al ciego, etc.). Él es
el dueño de la historia y avanza hacia la Pascua sembrando la Salvación.
La
trilogía cuaresmal que la Iglesia nos propone consiste en limosna, oración y ayuno.
En
cuanto a normas litúrgicas y orientaciones pastorales propias de este tiempo,
podemos apuntar algunas:
Ø En
general, en el tiempo cuaresmal se debe buscar la mayor austeridad posible,
tanto para el altar como para los demás lugares y elementos celebrativos.
Ø El
contraste entre esta austeridad cuaresmal y las maneras festivas que se
ofrecerán al llegar la Pascua (Pascua = paso) ayudarán a captar este concepto
de “paso”.
Ø En
este tiempo hay que suprimir las flores, la música instrumental (salvo si es
imprescindible para acompañar el canto) y los adornos.
Ø Una
celebración comunitaria de la Penitencia es muy recomendable, con confesión
personal como preparación inmediata al Triduo Pascual, así como el ejercicio
del Vía Crucis.
Ø En
la Misa siempre se omite el Aleluya.
Ø Se
dicen los prefacios de Cuaresma (excepto las fiestas que los tengan propios)
Ø Los
domingos se omite el Gloria.
Ø Antes
del Evangelio, en lugar del Aleluya se puede hacer una aclamación a Cristo.
Ø El
acto penitencial de la Misa debe destacarse.
Ø El
Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo hay que guardar ayuno y abstenerse de
comer carne. El ayuno consiste en hacer una sola comida al día, no estando
prohibido tomar algo de alimento a la mañana y a la noche.
Ø Los
viernes de Cuaresma (y todos los del año) son días penitenciales de
abstinencia. Ésta puede ser sustituida por alguna práctica religiosa: lectura
de la Sagrada Escritura, limosna penitencial, obras de caridad o piedad, etc.
Ø En
el Miércoles de Ceniza, la imposición de la ceniza debe hacerse después del
Evangelio y la homilía. Por ese motivo, en la Misa de ese día se omite el acto
penitencial. Es recomendable que el sacerdote presidente se imponga a sí mismo
la ceniza o que alguno de los fieles se adelante a imponérsela: debe dar
ejemplo de que, como signo visible de Cristo en la comunidad, se incorpora
también a su camino de Pascua.
Ø El
sexto domingo de Cuaresma se llama domingo en la Pasión del Señor o de Ramos
(antes de la reforma litúrgica se conocía por el nombre de Domingo de Pasión al
anterior a Ramos)
Ø Las
vestiduras son, como en Adviento, moradas.
Resumiendo;
en Cuaresma se debe buscar la mayor austeridad posible como tiempo penitencial
propio, tanto en el exorno de los altares como en los demás elementos
celebrativos, suprimiendo flores y cánticos. En la antigua liturgia hispánica,
en este tiempo se cubría el altar con un paño de saco. Se omite siempre el
“Aleluya” y está mandado suprimir los adornos y las flores, excepto el domingo
IV llamado de Laetare por su Introito (ese domingo se pueden usarlos ornamentos
rosas), omitiéndose los domingos el “Gloria”. Es tiempo adecuado para realizar
celebraciones comunitarias de la Penitencia. El ayuno está limitado al
Miércoles de Ceniza y al viernes Santo, y la abstinencia de carne, además de
estos dos días, todos los viernes del año, no sólo los cuaresmales, pues el CDC
no hace distinción alguna entre unos viertes u otros (CDC 1.250 y siguientes).
No obstante, el ayuno y la abstinencia pueden ser sustituidos por otra práctica
penitencial, como obras de caridad (visita a enfermos o atribulados) o piedad
(participación en la Santa Misa, rezo del Rosario, etc.), limosnas, lectura de
la Sagrada Escritura, etc. (artículo 13.2 del Decreto General de la Conferencia
Episcopal Española sobre las Normas Complementarias al Nuevo Código de Derecho
Canónico, de 26.11.1983)
Fuente: (Cf) Curso de Liturgia. (Cf) Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


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